sábado, 2 de agosto de 2014

SER ARBOL


SER ARBOL



Ser Árbol es tener grandeza, tanta grandeza como para poder contener tanta humildad.
El ser Árbol fue mi elección y allí es donde pase muchísima cantidad de años de mi existencia. Allí dentro de lo que es la conciencia natural de la Tierra, yo podía ser hierba, cardo, arbusto, o lo que quisiera, mi limite en el mundo era nulo, realmente no lo tenia, por lo menos dentro del mundo vegetal al cual yo pertenecía, ya que mi esencia y mi conciencia me permitían llenar y cubrir hasta el Árbol mas grande de aquel lugar.
Aunque por propia decisión y para vivir todas las experiencias opté por ser una hierba, quizás para incrementar aun más la experiencia de ser un colosal. Fuí de lo minúsculo, poniendo allí toda mi conciencia, toda mi existencia, para vivir plenamente siendo hierba, viajando de forraje en forraje casi al ras del suelo para así también poder ser el Árbol mas grande y sentirme igual de pleno y extasiado.
Fue una experiencia hermosa, todo se vive tan plenamente que únicamente se viven las buenas sensaciones, todo el enfoque esta puesto en lo positivo, se es libre aunque no se esté en movimiento, y cuando te mueves eres tan feliz como cuando estuviste enraizado en algún lugar durante mucho tiempo.
En aquella vida nada tenía precio pero todo valía mucho, quizás demasiado.
Siendo Árbol podía observar, la realidad es que no tenia ojos , pero donde ponía mi conciencia allí veía, recuerdo mirar mis hojas llenas de vida cuando el agua se deslizaba sobre ellas y en forma de gotas caía para ser absorbida por la sedienta tierra. Recuerdo ver siempre postales, como detalles en cámara lenta de lo que sucedía, tenia mucho tiempo para apreciar cada acontecimiento que se vivía, quedando en mi memoria no solamente la imagen, sino también las sensaciones de placer vividas. Hay tanta intensidad en mis recuerdos visuales, pareciera que mirando absorbía la vida de cada ser, podía ponerme en el lugar de ellos y absorber cada partícula de su existencia.
Me nutria de esas experiencias tan simples, tenia tiempo hasta para apreciar cosas que parecieran realmente ínfimas, pero al vivirlo así, se hacen tan inmensas y especiales.
No me preguntes por que, pero todo se potenciaba, no se vive el amor como lo vive un humano, ya que el miedo no existía, es más no había un solo día que me preguntase por que yo era un árbol, no tenia dudas, no cuestionaba, simplemente vivía, y siempre sabia lo que hacia, nunca dudaba de nada , esa esencia en mí ya existía , había nacido para aquello, y sabia que sería próspero y felíz siendo lo que era.
Todo transcurre como en otro tiempo, es un tiempo latente , expectante, un vivir segundo a segundo, respirando la vida, sintiendo el orgullo de ser lo que sos todo el tiempo, teniendo una meta exclusiva e individual pero partiendo de un todo.

Sé que podía relacionarme con otras conciencias, pero realmente no recuerdo haber interactuado intencionalmente con ninguna, no era que no quisiera, simplemente no podía, quedé atrapado en la belleza de ese mundo. Que era mi experiencia, que era mi mundo.
La experiencia similar a la que pasa el humano cuando queda con la boca abierta y no dice una sola palabra, simplemente para poder enfocar toda su atención, con todos los sentidos alertas en algo que los asombra, en algo que merece todo su enfoque, así me sentía yo. Me sentía pleno, feliz, sabía que los demás seres que estaban alrededor se sentían igual, no necesitaba preguntárselo porque estaba seguro de ello, y eso me hacía aun mas feliz, eternamente felíz.
Lo que sentía sobre los demás no era algo que yo pensara o procesara de alguna manera, esa información estaba allí, estaba en mi impronta.
Recuerdo ver animales y reconocer su especie, mi individualidad la reconocía dentro de la totalidad, no existía el ego, tenía una conciencia de comunidad.
Tenia información quizás de otras vidas, no se, tal vez nos la dan para vivir ese proceso, viene incorporado, como sea podía identificar cada ser , saber lo que estaban haciendo o lo que iban a hacer.
Recuerdo ver animales cazando, jugando, insectos buscando su alimento quizás en mi propio cuerpo, sentir el zumbido cercano de la mosca, lo que fuese lo identificaba perfectamente y nada de ello me molestaba porque era un proceso natural.
Creo que el conocimiento tan profundo hacía que no tuviera miedo, algo que aprendí siendo humano. Esa sensación seguro no la tuve, sino probablemente la recordaría.
Ser Árbol es como vivir una larga espera, pero sin ser siquiera un poco tediosa, allí no existía la paciencia porque nadie la necesitaba, es una espera inmensa que nunca se transforma en eterna, para explicarlo de alguna manera es una espera pero con grandes augurios, es ese momento de felicidad que el humano tiene cuando sabe que va a pasar algo bueno, es esperar el amor de tu vida y saber que va a llegar, es saber que después de muchos años te vas a reencontrar con el amor de tu familia y tus amigos. Bueno es algo así, aunque un poco diferente porque en toda la espera estas en el mejor momento de ella.
Las sensaciones se potencian al extremo, te llenan y reconfortan permanentemente, recuerdo haber vivido una lluvia tan intensamente como si hubieran habido mil años de sequía, sentía cada parte de mi como nunca pude hacerlo como hombre.
Cuando el Sol iluminaba y me tocaba se sentía como si toda mi vida hubiera vivido una helada, sentía el calor acobijante del Sol en todo mi ser y cuando él se iba tal alivio representaba que olvidaba lo que con el había vivido.
Las experiencias las vivía una a una, y jamas recuerdo haber comparado una con otra, debe ser porque cada una de ellas eran perfectas o por lo menos yo lo sentía asi, y con ello bastaba.
No podré olvidar las brisas refrescantes de las mañanas, como así tampoco las de cada minuto y momento del día. La totalidad de mi ser sintiendo de manera exponencial ese viento,las hojas que se llevaba con esa fuerza única que él tiene, le agradezco que se lleve mi pasado esas hojas secas, marrones, que daban lugar a lo nuevo, a lo verde, que placer da recordar el renovarse permanentemente, nunca sentía el pesar de la existencia, siempre me sentía perfectamente aunque era consciente del paso del tiempo nunca llegue a sentirme fatigado ni cansado.
Nunca pero nunca pensé en lo que vendría, y eso que tenía tiempo para hacerlo, pero ni se me ocurría, no existió un reproche en mi vida, quién pudiere decir eso en ésta que hoy vivo.

Recuerdo estar como en un estado de ensueño, dormido, cada tanto lo hacía, disfrutaba de aquello y además me servía para reponer un poco de energía, el placer máximo cuando llegaba a ese estado era saber que cuando me despertara lo tendría todo.
Es muy diferente al dormir humano, como árbol nunca tuve preocupaciones quizás nunca pensé sobre eso.
Ese letargo que como Árbol inducía, era con conciencia de para qué lo hacía y además sabía que cuando despertara me daría cuenta lo que había extrañado sentir mi vida con todos mis sentidos alertas.
Otra cosa es que jamás me aburría de vivir el día a día , todo el tiempo me asombraba de todo lo que pasaba a mi alrededor, quizás de lo que era el milagro de la vida.

Además de lo que veía y sentía, también podía oír, pero entre los sentidos éste era diferente, porque escuchaba con todo mi ser, para un humano sería como escuchar por cada poro de su cuerpo, el sonido invadía todo mi ser, cada célula de mi cuerpo, cada partícula podía oír el canto tan hermoso de los pájaros, el sonido maravilloso de las hierbas moviéndose acompañadas por la brisa, aquel sonido bellísimo de la lluvia que me hacia tener esa sensación de desahogo, de fluidez, los ruidos y sonidos de los animales, todo lo que escuchaba, armonizaba perfectamente con mi ser, ninguno de aquellos sonidos me molestaba, todo era perfecto, todo formaba parte de mí.
No debía prestar atención para oír, todo el tiempo llegaban a mi hermosas frecuencias, disfrazadas de todos los sonidos, lo cuales me hacían estar constantemente relajado a pesar de la rigidez de mi cuerpo físico, aquello hacía aun mas preciada mi vida como árbol.
Cuando quería podía también escuchar el silencio, apagando el sentido por un rato, simplemente un corto plazo, porque me ganaban las ganas de oír este maravilloso mundo, también podía filtrarlos, prestar atención a cada sonido e individualizarlos, dependiendo mi capricho en ese momento, para mi era como para un niño sus golosinas.

La verdad que he sentido todo, la dureza de una corteza, la textura de la hoja. La flexibilidad de alguna rama y otras tantas quebradizas, la frescura de la llovizna, el calor del verano, la dejadez del otoño, la esperanza del invierno, aquella renovación de la primavera, y así la enorme alegría de estar lo mas alto que pude en la tierra junto a lo mas profundo a través de mis raíces, pude sentir la plenitud en pleno movimiento y a su vez con la quietud que ostenta un árbol.
Ahora sé que he aprovechado esa vida, he sentido como debía, hice todo lo que quería, y pude ser aún más de lo que creía, estuve muchos años oliendo a esta tierra, como pocos pudieron olerla, pude oler sus nutrientes y olí hasta la bondad mas infinita, ella fue tan bondadosa conmigo, como lo es con cada ser que habita en ella, me dio todo lo que yo necesitaba, nada para reprocharle, simplemente toda mi gratitud por haberme hospedado en su casa.

Esto me lleva a hacer una reflexión como humano, saber cuanto tenemos que aprender de nuestro entorno, debemos disfrutar este proceso, debemos sentir y vivir la experiencia plenamente, si pudiera sentir o vivir como lo hice de árbol todo sería diferente, pero no lo es, y por eso debemos luchar para dejar un mundo mejor al futuro de nuestra especie, que fácil sería si simplemente nos dedicaramos a disfrutar, a palpar, a sentir, a vivir como lo que somos, seres maravillosos con un entorno maravilloso y en un planeta maravilloso.

Saludos fraternos!!!

Main-Hiu


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