EJERCICIOS
SENCILLOS PARA
NUESTRO CAMINO
(Del Libro Vivir en el Universo de Matías De Stefano)
Ejercicio:
Por eso, este ejercicio implica movimiento, implica caminar, recorrer diferentes caminos a los que están acostumbrados, escuchar música mientras lo hacen, pero música que nunca antes han oído, y diríjanse sin rumbo hacia algún lugar nuevo … y cuando encuentren el lugar que les llame la atención... se sientan relajadamente en el suelo o en un banco, a observar todo a su alrededor, en silencio, sin pensar, sólo observar, es todo lo que importa, observar lo que les es nuevo a los ojos y la mente. Mientras lo hacen, respiran conscientemente, y se dejan descansar hasta cerrar sus ojos. En esa sintonía en que el cerebro se encuentra feliz, y el cuerpo relajado, visualicen un enorme espacio de luz en su pecho, y obsérvense dentro de esa luz, en el centro de su ser. Caminen entre la luz, intentando escuchar el sonido de su corazón, y divisen una extensa escalera hacia su cerebro a través de su garganta. Cuando la hayan atravesado toda, habrán llegado a un enorme templo de luz, con columnas, piso de colores o blanco brillante, y un trono en el centro iluminado por un halo de luz desde el infinito en lo alto. Caminen hacia él, y observen a quien está sentado... se darán cuenta de que son ustedes mismos. Cuando estén enfrente de sí mismos, simplemente mírense a los ojos, y déjenlo fluir. Las primeras veces, no cuestionen nada, sólo visítense, y mírense.
Con la práctica, pueden comenzar a hacer preguntas concretas, o lanzar palabras, y esperar respuestas. No anhelen recibirlas en ese mismo momento, tal vez reciban las respuestas en el día a día, o a través de los 6 sentidos (tacto, gusto, oído, vista, olfato y percepción
Por eso, este ejercicio implica movimiento, implica caminar, recorrer diferentes caminos a los que están acostumbrados, escuchar música mientras lo hacen, pero música que nunca antes han oído, y diríjanse sin rumbo hacia algún lugar nuevo … y cuando encuentren el lugar que les llame la atención... se sientan relajadamente en el suelo o en un banco, a observar todo a su alrededor, en silencio, sin pensar, sólo observar, es todo lo que importa, observar lo que les es nuevo a los ojos y la mente. Mientras lo hacen, respiran conscientemente, y se dejan descansar hasta cerrar sus ojos. En esa sintonía en que el cerebro se encuentra feliz, y el cuerpo relajado, visualicen un enorme espacio de luz en su pecho, y obsérvense dentro de esa luz, en el centro de su ser. Caminen entre la luz, intentando escuchar el sonido de su corazón, y divisen una extensa escalera hacia su cerebro a través de su garganta. Cuando la hayan atravesado toda, habrán llegado a un enorme templo de luz, con columnas, piso de colores o blanco brillante, y un trono en el centro iluminado por un halo de luz desde el infinito en lo alto. Caminen hacia él, y observen a quien está sentado... se darán cuenta de que son ustedes mismos. Cuando estén enfrente de sí mismos, simplemente mírense a los ojos, y déjenlo fluir. Las primeras veces, no cuestionen nada, sólo visítense, y mírense.
Con la práctica, pueden comenzar a hacer preguntas concretas, o lanzar palabras, y esperar respuestas. No anhelen recibirlas en ese mismo momento, tal vez reciban las respuestas en el día a día, o a través de los 6 sentidos (tacto, gusto, oído, vista, olfato y percepción
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