COSMOLOGÍA
( Del libro Metafísica 4 en 1 de Conny Méndez)
La mayoría de los humanos saben muy poco respecto al Universo que habitamos. Este saber se limita a: La Tierra, como habitáculo suyo, el Sol; que nos ilumina y nos calienta; la Luna porque es nuestro "satélite" y misteriosamente tiene que ver con las mareas; las estrellas "que salen de noche", y finalmente los planetas más cercanos a la Tierra. Aparte de que la curiosidad ha impedido a nuestros co-humanos tratar de viajar al "satélite", es todo lo que el ser corriente conoce más allá de su nariz. El rechaza todo intento de hablar sobre las condiciones vitales de otros planetas. Sobre todo rechaza categóricamente la idea de que pueden estar habitados. Para él ya se dijo todo con la explicación de que "no habiendo aire, no puede haber "vida". Le satisfacen estas teorías superficiales ya que no se molesta en empezar a meditar si la "vida" puede o no tener formas diferentes a las que él ve en su contorno, y ante la sugerencia de que un ser humano puede que sea distinto, en tierras y condiciones diferentes a la nuestra, estalla en una explosión de risa y comienza a formular chistes tontos sobre formas humanoides-animaloides con características vegetales, etc. El concepto lapidario es: "si no hay aire no puede haber vida" y se olvida que los peces son "vida", que los microbios son "vida" y que existe una especie de ellos llamados anaerobios, precisamente porque viven sin aire. Se olvidan de que la "vida" se adapta a las condiciones y medio en que nazca y allí perdura y que sólo el cambio violento de un medio a otro medio para el cual no ha sido adaptada, es lo que no acepta. Primeramente, el diseño divino de un ser con cabeza, facciones, pies, manos y órganos indispensables es siempre el mismo, no importa el plano o planeta a que pertenezca.
Si pudiéramos ver a los habitantes de los otros planetas, nos asombraría constatar que son idénticos a nosotros, unos más bellos, o más feos, más altos o más bajos, pero que lo único que difiere es la materia que los compone. No serán de carne y hueso pero sí de material que concuerda con su atmósfera y la sustancia química que conviene a su ambiente y reino. Si las emanaciones de planeta son de mercurio, el habitante del planeta Mercurio no puede ser de carne y hueso! Pero que es un humano, inteligente hermano nuestro e hijo de Dios, se sabe por las comunicaciones espirituales. El simple hecho de que el pez, que se ahoga en nuestro aire, y nosotros que nos ahogamos en el agua, somos de carnes y osamentas distintas aunque habitamos el mismo planeta, pasa desapercibido para todo humano que se niega a creer que un "platillo volador" es una cosa positiva. Pero es de mentes obtusas y cerradas, la pretensión de que todo tiene que ser idéntico a ellas sin desviarse un pelo! ¡Cuánto asombrará a los humanos el día que todos sepan que jamás podrán viajar ni a Venus ni a Marte en su cuerpo carnal, sino en cuerpo astral, etérico, periespíritu! ¡Y que podrán viajar a donde les plazca, desde la Luna hasta el último planetoide, el día que sepan desdoblarse y proyectarse en sus vehículos menos densos! Más adelante en esta Edad de Oro, Era de Acuario, a cargo del Maestro Ascendido Saint Germain, será cosa comente y común, el día que se acabe el egoísmo y el odio, ya que los otros planetas superaron estos defectos y no pueden tolerar semejantes vibraciones. Cuánto asombrará a los humanos terrícolas el saber que los llamados "platillos" se aparecen y desaparecen a voluntad de sus dirigentes. Que al acercarse a la Tierra con intenciones de aterrizar, retardan su marcha y por lo tanto sus frecuencias vibratorias, y se materializan por el mismo Principio que anuncio Einstein: Cuando el hombre llegue a conocer su propia ecuación se desintegrará a voluntad y se reintegrara en otro lugar.
A todo el que le parezcan estas nuevas enseñanzas casi imposibles de creerlas, no tiene sino que recordar que sólo hacen sesenta y pico de años que no se concebía la posible existencia de un avión, ni un fonógrafo, ni un teléfono, ni un televisor, ni un automóvil ni de la electricidad siquiera!
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